El diván de la anarquía

Hay que aprender a resistir.
Ni a irse
ni a quedarse.
A resistir.
Aunque es seguro
que habrá más penas y olvido
Juan Gelman. Mi Buenos Aires querido.

Tendida sobre un diván, a Sofía le llega, en medio del relato de un sueño, el recuerdo de su tío José, quien viviera en la casa paterna cuando ella era chica, pero advierte que un día no estuvo más y su nombre no volvió a ser pronunciado. Luego de la sesión, decide encargar a un investigador que averigüe qué pudo sucederle, a treinta años del episodio.
La historia se desarrolla en diversos planos, que van desde la década del sesenta al momento actual, desde lo detectivesco a las sesiones analíticas de Sofía. Las intervenciones del analista, del investigador, de los familiares, de los amigos y de la novia del tío producen, a su vez, una serie de contrapuntos que insinúan la huidiza figura de José, dando paso a una singular concepción de la anarquía.
Hasta que el suspenso desemboca en una palabra, la única capaz de reordenar toda la trama.