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Si en la cabeza retumba
algún fiero machaqueo
aplicamos la receta
que no tienen las farmacias
pero que al fondearse el vino
desata las elocuencias.
La inconsciencia de un impulso
cruzando a través del tiempo
despierta las armonías
en las guitarras guerreras
desafiantes por el canto
de pasión y antiguos cuencos.
Sólo para divertirnos,
el motivo no es cualquiera:
disipar esas miserias
cotidianas que son muchas
y apuntan contra la vida,
la vida que uno quisiera.
Y si alguna deuda chica
sin querer nos entrevera
seguimos de noche en noche,
consecuentes en la espera
con el canto en otro lado
volviendo a hacer la apuesta.
Que sin tiempo de pasiones
la semana va sobrando
y a todos nos va cubriendo
la penuria cotidiana
que nos tapa con su manto
de tedio y sabor a nada.
El motivo no es cualquiera,
con un sol en sostenido
y la música dispuesta
apostamos algo fuerte
porque el pulso de lo vivo
quiere ya subir la cuesta.