Gracias de nada 
Música de Hernán Bonadeo
Sea de roble, de incienso o de pino 
la casita de nuestro destino 
por las noches soñada a destajo 
y en el día orientando el trabajo. 
Cuántas veces pensé un ceniciento 
descansillo amparado del viento. 
Yo la quise caliente, caliente, 
esas tardes de insípido invierno. 
Pero al rumbo de las estaciones, 
en los tórridos días de verano 
es la sombra de un sol incisivo, 
sea de roble, de incienso o de pino. 
Para quien ha pasado sin techo 
largas noches de mil soledades 
es amparo, equilibrio, sosiego, 
ilusión, desvarío y verdades. 
Liberados de todo pertrecho 
sin apuro y sin duda entraremos 
a esa casa de eterno cobijo, 
sea de roble, de incienso o de pino. 
Mientras tanto vivamos celosos 
de pasiones, de amores, de odios, 
de intemperie, de lunas, de estrellas, 
hasta ver a su puerta entreabierta. 
Nuestro ser, alcanzando su meta 
será gracias de nada y tristeza 
por aquel paraíso perdido 
y el manzano una vez encontrado. 
Para quien ha pasado sin techo 
largas noches de mil soledades 
es amparo, equilibrio, sosiego, 
ilusión, desvarío y verdades.  
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