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Placer Poder ErotismoA partir de Nietzsche, Freud… Letra Viva, Buenos Aires, 2003
Al placer se lo suele asociar a un hedonismo tranquilo que lejos de incomodar resulta un bien para la política de mercado. Del poder se dice que corrompe, mientras se supone al erotismo asociado a la oferta cotidiana de publicaciones, del cine o de la televisión.
El programa del principio de placer está en pugna con el mundo entero, tanto con el macrocosmos como con el microcosmos. Este programa ni siquiera es realizable, pues todo el orden del universo se le opone, y aún estaríamos por afirmar que el plan de la “Creación” no incluye el propósito de que el hombre sea “feliz”.
¿Queréis un nombre para este mundo? ¿Una solución para todos sus enigmas? ¿Una luz también para vosotros, los más ocultos, los más fuertes, los más impasibles, los más de medianoche? ¡Este mundo es la voluntad de poder –y nada más! ¡Y también vosotros mismos sois esta voluntad de poder –y nada más!
El erotismo es el problema por antonomasia. En tanto que es un animal erótico, el hombre es para sí mismo un problema. El erotismo es nuestra parte problemática. |
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