Poder hablar

Poder hablar Letra Viva, Buenos Aires, 2005 Tal vez no hay mayor destreza que escuchar palabras soltadas al viento como hojas leves y poder hablar. El título elegido para este libro parece una obviedad, ya que es la condición que nos distingue como humanos; no obstante, basta con detenerse en el tema para que lo obvio se diluya con rapidez. Como cuando nos colocamos frente al espejo: inmediatamente reconocemos las propias facciones, pero si suspendemos el momento mirando fijamente el rostro que el espejo devuelve, en un instante nos sobresalta la enigmática expresión de un desconocido. Hablar, poder, poder hablar ocurre como acontecimiento en el momento impensado. Al juntarse estas dos palabras, poder y hablar, queda mentado el ejercicio de un poder. Poder hablar es, a la vez, poder del habla. Las historias de diván narradas en estas páginas vuelven elocuente el poder del habla, cuando la voz da cauce a la formidable oportunidad de jugar, armónica y disarmónicamente, el ser en el mundo que nos toca vivir. Porque para renacer en incómodas palabras hemos nacido, las que celebran su fiesta de encuentro, bautizo, despedida.

Letra Viva, Buenos Aires, 2005

Tal vez
no hay mayor destreza
que escuchar palabras
soltadas al viento
como hojas leves
y poder hablar.

El título elegido para este libro parece una obviedad, ya que es la condición que nos distingue como humanos; no obstante, basta con detenerse en el tema para que lo obvio se diluya con rapidez. Como cuando nos colocamos frente al espejo: inmediatamente reconocemos las propias facciones, pero si suspendemos el momento mirando fijamente el rostro que el espejo devuelve, en un instante nos sobresalta la enigmática expresión de un desconocido.
Hablar, poder, poder hablar ocurre como acontecimiento en el momento impensado. Al juntarse estas dos palabras, poder y hablar, queda mentado el ejercicio de un poder. Poder hablar es, a la vez, poder del habla.
Las historias de diván narradas en estas páginas vuelven elocuente el poder del habla, cuando la voz da cauce a la formidable oportunidad de jugar, armónica y disarmónicamente, el ser en el mundo que nos toca vivir. Porque para renacer en incómodas palabras hemos nacido, las que celebran su fiesta de encuentro, bautizo, despedida.