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Un día de 2008, Carlos Pérez recibió la visita de su amigo Fernando Ferreira, periodista y crítico de cine, quien venía a participarlo de un proyecto de próxima concreción: un programa radial titulado “Porque hoy es sábado”, frase tomada del conocido poema de Vinicius de Moraes, que previsiblemente iría ese día de la semana en la radio de las Madres de Plaza de Mayo. Estaría dedicado a la actualidad, política y cultural, la conducción a su cargo y de Eduardo Kimel. Fernando quería la participación de Carlos como columnista, quien cuando empezó a incomodarse pensando que sería requerido como psicoanalista se encontró con una sorpresa: Fernando lo invitaba a ser comentarista de jazz. Era su sueño del pibe, desde adolescente pensaba que algún día abriría un bar dedicado al jazz, su pasión, pero nunca creyó posible algo por el estilo hasta concretarse este convite. Así fue que se convirtió en columnista de “música negra”, en el riguroso y prolífico sentido del término. Y dado que los conductores solían tomarse licencias -Fernando para concluir su libro sobre la política del mundial de fútbol de 1978, Eduardo para viajar a Europa llevando la película que habían filmado sobre su libro acerca del asesinato de los curas palotinos-, Carlos también quedó esporádicamente a cargo de la conducción compartida del programa. Participó un par de años hasta la conclusión del programa. Pocos proyectos lo entusiasmaron tanto como éste, se sintió un hombre de radio y no pierde las ganas de volver a esa actividad.