Huérfanos de Adán.


Historias de diván y aledaños

¿Por qué Huérfanos de Adán?

Perdido el paraíso /

los huérfanos de Adán /

comemos en compota /

manzana y alquitrán

enuncia el autor en el epígrafe y desarrolla en el capítulo dedicado al que según la leyenda bíblica estuvo tensado entre la divina obediencia y la serpenteante, mujeril tentación cuyo fatídico desenlace nos deja, a sus herederos, bastante para pensar.

¿Por qué "Historias de diván y aledaños?" Porque de este modo el autor se coloca en la perspectiva de anteriores desarrollos (hay un best-seller que también se llama Historias de diván; el primer capítulo de este libro incluye un relato acerca de esta cuestión)

El diván y las historias devanadas, divanadas sobre su tibio lomo, a veces sufridas, a veces como si fueran ajenas, a veces con obsesión, a veces seductoramente, a veces, las mejores, al descuido... Extendiendo las historias a sus aledaños, este libro frecuenta brujas, inquisidores, mujeres tangueras, del jazz, la fuerza del destino, un repugnante sueño de Freud, el sillón de Narciso, el taburete de un lustrabotas y el hombre de ningún lado y la virginidad de María y la mujer que espera a los extraterrestres y el prometéico acto de delinquir y la necesaria distinción entre boludos, pelotudos, necios, fanáticos, cínicos y...

Huérfanos de Adán. Historias de diván y aledaños 

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