Un lugar en el espejo

El sueño va sobre el tiempo
flotando como un velero,
nadie puede abrir semillas
en el corazón del sueño.

El tiempo va sobre el sueño
hundido hasta los cabellos,
ayer y mañana comen
oscuras flores de duelo.

Sobre la misma columna,
abrazados sueño y tiempo,
cruza el gemido del niño
la lengua rota del viejo.

Y si el sueño finge muros
en la llanura del tiempo,
el tiempo le hace creer
que nace en aquel momento.

Federico García Lorca

El psicoanálisis se presenta, al igual que otras ciencias, como un sistema dualista; la consecuencia menos feliz de ello tal vez ha sido la disyunción que separa una teoría, tributaria de la mayor abstracción, de una técnica, supuestamente asentada en el quehacer con el paciente. Así se han agrupado, correlativamente, quienes se definen como teóricos o como prácticos: unos propensos a cierta reflexión alejada de la clínica y otros abocados a una incierta realidad del trabajo analítico. El seguimiento a ultranza de cualquiera de estas líneas implica, para el autor de este libro, desconocer la misma dimensión de lo inconsciente, abierta en la conjunción de ambas vertientes. Postula que el campo del análisis concierne a lo limítrofe, según entiende Freud tanto a la pulsión como al hacer consciente lo inconsciente. Carlos Pérez propone, en consecuencia, enfocar la barra que sostiene algorítmicamente la polaridad teoría/clínica. Los diversos capítulos, sustentados en casos, dan cuenta de ello, centrando en la virtualidad clínica la indagación. Un poema de García Lorca, inscripto como obra plástica por Blas Castagna, encabeza el libro, y a través de las páginas sus estrofas son reencontradas hasta culminar en el cierre del capítulo final. Lo que no es mera retórica sino la evidencia de la compenetración de palabra poética, creación y escucha analítica.